Debido a una queja de la comunidad, nos dirigimos a la localidad de San Gabriel donde constatamos un lamentable hecho: el agua servida de la fosa sigue escurriendo. Lo más terrible (por si esta situación no fuera bastante) es que el agua escurre afuera de la Posta Rural, y sigue por el Camino a los Rodados hasta llegar al cruce, donde se acumula y continúa hasta la Tenencia de Carabineros. Así, el olor a caca es la bienvenida al pueblo.
El problema de la fosa tiene al menos 10 años sin solución, algunas veces, desde el departamento de Aseo y Ornato de la Ilustre Municipalidad de San José de Maipo, se envía el camión limpia fosas, pero es algo momentáneo. Otras veces, los vecinos simplemente no reciben respuestas. Por ejemplo, el día 27 de febrero (2018) fueron 2 camiones limpiafosas aproximadamente a las 22 hrs, sin embargo al día siguiente a las 11am el agua ya escurría nuevamente. Esta solución es considerada un parche por los vecinos que están cansados del hedor afuera de sus casas.
Además, la filtración de aguas servidas no es el único problema, la tapa del alcantarillado ubicada afuera de la Sede Social está completamente destruida, representando un riego ya que cualquier persona desprevenida podría sufrir un grave accidente. De esta forma, todos los edificios que prestan servicios a la comunidad tienen problemas en el exterior: afuera de la Posta emana agua servida, afuera de la Sede hay una trampa mortal por la tapa rota y finalmente, afuera de la tenencia se acumula el agua con CACA.
La calidad de vida de los vecinos se ha visto drásticamente afectada, porque el olor es insoportable. Deben vivir con las ventanas y puertas siempre cerradas para evitar que el hedor contamine sus hogares, se avergüenzan de recibir visitas, no pueden comer (porque el lector comprenderá que con el olor a caca es casi imposible disfrutar de una comida). En estas condiciones, no se pueden desarrollar actividades económicas como la venta de alimentos, ni siquiera se puede hacer algo tan básico como salir a la calle, porque para hacerlo deben sortear la acequia de inmundicia que corre afuera de sus casas.
Por todo esto, los vecinos reiteran el llamado a las autoridades, necesitan ayuda para recuperar la tranquilidad, poder abrir las ventanas y disfrutar de la brisa tan agradable de San Gabriel. Incluso una vecina, la señora María Otárola, va más allá e invita al alcalde Luis Pezoa a almorzar a su casa para ver si él logra comer algo cuando el hedor es más intenso. Estas son medidas desesperadas, pero la comunidad no aguanta más.