Según las mismas fuentes, todo empezó una mañana cualquiera, cuando el fotógrafo iba camino a sus clases en el EF International Language Center y pasaba por su café diario a una de las cafeterías del sector. Allí lo vio Matt, un ingeniero comercial al que le llamó la atención la manera cálida, alegre, con que Jordi trataba la chica que lo atendía. La atracción fue inmediata.
El chileno y el profesional que trabaja en una empresa de inversiones se presentaron, conversaron unos minutos e intercambiaron teléfonos. Pronto salieron a algún restaurante. La amistad se hizo mayor y comenzaron a pololear.
Hoy, cuando falta un par de meses para que se cumpla un año de la dura ruptura de Castell, la relación con su nueva pareja va a paso firme. El chileno ya conoce a los padres de Matt y pasan fines de semanas con ellos en la casa en el campo de la familia.
Los planes son serios y avanzan rápido. Los amigos del fotógrafo detallan que lo más probable es que Castell traiga a Chile al ingeniero para que conozca a su adorado abuelo que, en agosto, cumple 90 años. Es un festejo imperdible para Jordi y prometió estar presente. Además, las mismas fuentes aseguran que, con este nuevo rumbo que ha tomado su vida, la posibilidad de quedarse en Chicago toma cada día más fuerza.