En nuestra legislación existen varios desaciertos que impelen a los jueces a dejar libres a delincuentes después de ser detenidos “in fraganti” y tantos otros que la ciudadanía conoce. Esto se extiende a Impuestos Internos que multa a quien tiene una sociedad y no declara que está sin movimiento mes a mes y sin embargo gruesos delitos quedan amparados, en un “silencio cómplice”, pagando una suma determinada y los culpables eluden el castigo carcelario, o sea quedan libres y “limpios”.
Lo vemos en las colusiones de farmacias y otras empresas, que financian irregularmente a políticos coimeados para lograr fines empresariales. Se llega a un acuerdo determinando multas, que muchas veces son bastante inferiores a lo ganado fraudulentamente. También los políticos o funcionarios corruptos van quedando “limpios”, después de un arreglo pecuniario.
¿Es justo que la ciudadanía ignore el alcance y consecuencias de estos delitos? ¿Es justo que no paguen con cárcel, como cualquier ciudadano? Hemos visto en estos días a una ciudadana de Corea del Sur condenada a 20 años de cárcel por corrupción y para la Presidenta expulsada, su cómplice, se piden 30 años.
Es como si funcionarios acusados de una alcaldía se nombren fiscales mutuamente del otro acusado y se exculpen el uno al otro. Ridículo. Aquí hay algo que falla, como en el caso de la inmigración, miles de turistas que entran y no salen más. Está todo muy extraño. ¿Para dónde vamos?