Autor: Ivonne Toro
Sus cercanos mencionan que ya no le gusta hablar del pasado y que se prepara para trabajar formalmente en Francia en el rubro artístico: Exponer fotografías y escribir.
Las últimas semanas, con la convicción de que la Corte de Apelaciones francesa fallaría en contra del proceso de extradición solicitado por el Estado de Chile –como ocurrió hoy-, Ricardo Palma Salamanca las dedicó a avanzar en su próximo libro, uno de los que sus amigos no entregan muchos detalles, pero que abordaría sus años en clandestinidad tras haberse huido en helicóptero de la Cárcel de Alta Seguridad en 1996, recinto donde cumplía condena como autor material del asesinato de Jaime Guzmán Errázuriz el 1 de abril de 1991, el secuestro de Cristián Edwards y el crimen de agentes de la dictadura, hechos por lo que estaba condenado a 30 años de prisión y dos cadenas perpetuas.
Desde aquel 20 de diciembre en que junto a otros frentistas escapó por los cielos, se dedicó, como el mismo escribió en el nuevo prólogo de El Gran Rescate, que publicó La Tercera PM, a ser invisible. Su rastro efectivamente se perdió, mientras figuraba en nóminas de captura internacional y en el país la Unión Demócrata Independiente realizaba una serie de gestiones para requerir su captura.