Por Jaime Piña
Ingrid Espejo, vecina del Cajón del Maipo, nos contó antiguos episodios ligados al tema de la sequía en nuestra comuna. Se trata de narraciones de su abuelo Vicente, en donde menciona los nacimientos de agua desde el puente de Colina hasta La Obra.
Corría el año 68 y en nuestras localidades -y el país- se venía arrastrando una severa sequía de casi 4 años, pero fue el 68 cuando los vecinos debido a la agudización del problema, comenzaron a cortar canales desde el Estero San José, dándose peleas comunales que terminaron en enfrentamientos a golpes, palazos y balazos, específicamente en las bocatomas de los sectores afectados, resultando un vecino con la amputación de su brazo.
A raíz de este recuerdo de la fuente mencionada, es que nos cuestionamos actualmente nuestras actitudes frente al fenómeno hídrico que vivimos. ¿Qué haremos cuando los afluentes de nuestra comuna disminuyan aún más su caudal? ¿Existe un plan de las autoridades frente a este problema? ¿Cuántos vecinos no cuentan con agua potable? ¿Llegaremos a enfrentamientos entre vecinos por el agua?
La misma señora Espejo nos comunica sus incógnitas: «¿Qué se hace con el ducto de la Laguna Negra? ¿A quién abastece? Porque cuando se enturbia el Rio Maipo, Santiago se ve afectado, pero arriba en la Laguna no hay turbiedad».
Es verdad, parece una película de ciencia ficción, pero no, es la realidad. Tanto como tenemos un inminente peligro nuclear en Europa, acá mismo, en nuestro país y en nuestro Cajón, la sequía ya está poniendo a los vecinos muy nerviosos y apocalípticos, olvidando que somos seres humanos que tenemos que trabajar juntos y en comunidad para enfrentar el cambio climático, sin olvidar que nuestra civilización es la causante de lo que nos está sucediendo, solo por no respetar el equilibrio de la naturaleza.