Por Zeus.
Cambiar para que todo siga igual no tiene sentido, y menos aún cambiar para empeorar. El verdadero cambio debe apuntar a mejorar lo que está mal, porque eso es lo razonable. Por eso, cuando un candidato se presenta como el “candidato del cambio” y las cosas no marchan bien en su entorno, suele conectar rápidamente con los votantes.
Sin embargo, una vez elegido, su misión es clara: mejorar lo que encuentre en el camino. No hay espacio para excusas ni para lamentarse sobre lo que dejó el gobierno anterior. Si prometió cambiar, fue porque conocía la situación y tenía un plan para mejorarla. Si no cumple, queda en evidencia que solo engañó a quienes confiaron en él.