Todos los años el personal docente se iba de vacaciones con el credo en la boca. No sabían si a la vuelta a clases seguirían en sus puestos o tenían que irse para la casa porque no le habían renovado su contrato.
Otra incertidumbre, menos dolorosa, pero siempre preocupante, era la incógnita de su lugar de trabajo. No sabían si volvían a cumplir sus labores en el mismo establecimiento o lo envían a otro.
En fin, prácticamente eran vacaciones llena de temor e incertidumbre que, en vez de disfrutar de su merecido descanso, casi se estresaban más que durante el año. Nadie puede gozar de un descanso si tiene la incertidumbre si al regreso contará con pega o no.
Bueno, este año y con la llegada del nuevo Director de Educación a la Corporación, David Cabeza, todo cambió al realizarse los ajustes en diciembre y decidir, en ese mismo mes, la continuidad de los profesores que seguirían prestando sus servicios en marzo. Con este proceder, se logró que los educadores pudieran pasar unas vacaciones sin mayores sobresaltos.