(por Zeus)
La sorpresiva desvinculación de Silvia Lathrop, exdirectora del Área de Salud de la Corporación Municipal, ha abierto una profunda grieta en la comunidad del Cajón del Maipo. Mientras los usuarios aplauden su gestión por su ética, valentía y compromiso con el servicio público, los funcionarios –a través de su asociación– respaldan la decisión de removerla y denuncian un ambiente laboral insostenible durante su administración.
Ambas posturas se presentan con firmeza. Desde la mirada ciudadana, se valora una gestión que habría mejorado significativamente la atención en salud y contribuido a recuperar la confianza en el sistema. Desde el interior de la Corporación, en cambio, se acusa a Lathrop de generar tensiones internas y se cuestiona la falta de diálogo con el equipo profesional.
¿Fue su intento de ordenar una estructura desorganizada lo que provocó resistencia? ¿O se trató de un liderazgo inadecuado en el trato con el personal? Lo cierto es que esta situación plantea una pregunta de fondo: ¿qué debe priorizar el alcalde? ¿El bienestar de los usuarios, quienes pagan impuestos y eligen a las autoridades, o la estabilidad de los funcionarios, que –sin restar valor a su trabajo– reciben un sueldo por servir a la comunidad?
El dilema no es menor. La decisión que adopte el jefe comunal frente a esta disyuntiva marcará el futuro de la salud en la comuna, y probablemente también el tono de su gestión.