Pasan los años y el antiguo Cajón del Maipo se ha transformado en una comuna cada vez más urbana. Efectivamente, el aumento de la “no ruralidad”, incluyendo la construcción de más casas y sus correspondientes animales domésticos como perros o gatos, han provocado el alejamiento de conejos, arañas pollitos, culebras, pumas o el mismísimo zorro.
Lejos quedan los recuerdos de inviernos en que los vecinos hablaban de haber visto un puma o sus huellas, o una pequeña güiña. Ni hablar del efecto de las mineras, las hidroeléctricas y el mal manejo humano de la flora y fauna de esta parte de la Cordillera de los Andes.
Es de esperar que el hábitat de los animales originarios del Cajón, sea respetado, para que así las generaciones futuras puedan disfrutar de un Cajón del Maipo que amenaza con dejarnos.
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