Afloran las jugadas de todos los espectros políticos para llegar al sillón edilicio y de concejeros. Las reuniones de los partidos ni siquiera se realizan en la comuna, las decisiones se toman en la centralidad del país, en la capital, a cuatro paredes, corren los favores políticos, los acuerdos, los contactos, el amigo, el familiar, el que colaboró en elección pasada, toda la maquinaria eleccionaria se está activando, con prácticas a veces subterráneas, ¿y el ciudadano?.
El ciudadano por su parte está en sus casas, con un sueldo que no alcanza para el costo de vida del país, leyendo noticias de los medios o redes y diciendo: ¿le habrán pagado sus cotizaciones a los profesores?, ¿harán algo con los suicidios juveniles de la comuna? ,¿tendremos estadio?, ¿sabrán los políticos que ayer le robaron a mi vecino?.
La suerte de los candidatos está echada y nuevamente se verán carteles prometiendo lo imposible, todo por un voto, mientras, la gente sigue yendo a Santiago a trabajar, pagando la micro y además el Metro, porque nadie hace nada con el transporte público de la comuna. ¿Esperanza? La esperanza es la promesa de los políticos, pero la gente solo trabaja y trabaja por bajos sueldos, ya que el sacrificio de las autoridades es mínimo, con funcionarios a veces sin título profesional, con sueldos millonarios y demandando al municipio, recibiendo indemnizaciones que tal vez, todas reunidas, pagarían al abusado profesor. En fin, elecciones 2024.
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