Mayoritariamente, los chilenos exigen una nueva constitución y esta tendrá que ser redactada estrechando la gran brecha social. La derecha comprometió su honor que daría el pase para que hubiese una nueva instancia que redactaría la nueva constitución. Quizás debiera creérsele, ya que estuvo en un “tris” de perderlo todo, además está el fantasma del “estallido social” que, de volver, lo haría para quedarse. Por eso no es un triunfo de la derecha, más aún cuando si toma en cuenta que no fueron sus fuerzas las que ganaron, fueron mayoritariamente los independientes o descolgados de partidos de centro-izquierda los que rechazaron el texto, aprobado por una convención llena de dificultades, tanto en su instalación como en su comportamiento. Moros y cristiano han reconocido que no todo el texto era reprochable, por lo que no es mala idea tomar este borrador como base para redactar la nueva constitución y, de esta manera, terminar de una vez por todas, con la incertidumbre que tan mal le hace a la economía del país.
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